Los presidentes del Santander y BBVA admiten en la Audiencia Nacional que recomendaron al ministro intervenir la entidad con hasta 20.000 millones en ayudas; Fainé, de CaixaBank, confiaba en que los 7.000 pedidos por Rato eran suficientes
El juez Fernando Andreu, que instruye el caso Bankia, quería conocer de boca de los tres grandes banqueros de España el objeto de sus encuentros con Luis de Guindos en los días previos al rescate de la cuarta entidad financiera del país. El presidente
de Banco Santander, Emilio Botín; el de BBVA, Francisco González, y el
de CaixaBank, Isidro Fainé, que han declarado hoy en calidad de testigos
en la Audiencia Nacional a petición de la acusación popular, ejercida
por UPyD, han admitido que esas reuniones tuvieron como asunto central
el futuro de Bankia, que ya por entonces generaba gran preocupación en
los mercados.
«Bankia era el elefante en la habitación», ha dicho
González al magistrado, según fuentes jurídicas presentes en la sala. El
presidente de BBVA se ha referido así a que dentro de la preocupación
generalizada que despertaba la banca española a principios de 2012 en
los mercados, todos los ojos estaban ya puestos en el grupo liderado por
Caja Madrid. Una versión que coincide plenamente con un informe al
respecto del Fondo Monetario Internacional (FMI).
«Las cuentas no eran creíbles»
Para este banquero las cuentas de 2011 que acababa de
presentar la entidad, en marzo y con un beneficio de 309 millones,
frente a las pérdidas por 2.979 declaradas después, «no eran creíbles». «La contabilidad es un chicle»,
ha llegado a decir, insinuando que esas cuentas se moldearon. Así,
González llegó a la conclusión de que el rescate e intervención de
Bankia por el Estado era inevitable. El máximo dirigente de BBVA cifró
la ayuda necesaria para Bankia en unos 20.000 millones «o más», frente a
los 7.000 que contemplaban el plan de viabilidad presentado al Banco de
España por el entonces presidente de Bankia, Rodrigo Rato.
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