domingo, 23 de junio de 2013

Mejorar la búsqueda de trabajo para los parados: próxima reforma

Rajoy está dispuesto a aguantar la presión de los que piden abaratar aún más el despido. El Gobierno planea cambios para ayudar a los parados a encontrar empleo

Vuelve la presión para que el Gobierno de una nueva de vuelta de tuerca a la reforma laboral. El Ministerio de Empleo todavía no ha finalizado el examen a la última, lo hará el mes que viene, y, por tanto, la OCDE no ha podido revisar esa evaluación, lo hará en septiembre. En cambio, el Fondo Monetario Internacional se ha agarrado a su manual, ese que le ha llevado a equivocarse con Grecia (y a admitirlo) y ha pedido otra vuelta de tuerca al mercado laboral: abaratar el despido, jueces con menos poder y más devaluación salarial. Se suma al Banco de España que pidió el último día de mayo contratos y sueldos por debajo del salario mínimo interprofesional. Pero Mariano Rajoy no está por la labor. “La reforma está hecha”, zanjan en Empleo. Rajoy ha diseñado su hoja de ruta para el mercado laboral y en ella, en el corto plazo, solo aparecen cambios ciertos en las políticas activas de empleo.
Las acciones para ayudar a los parados a buscar trabajo —formación, entrevistas, búsqueda, itinerarios de inserción, en este apartado no entran las prestaciones y subsidios— siempre han sido el hermano pobre de la protección contra el paro. Incluso lo es más conforme avanza la crisis. Basta dar un vistazo al menguante presupuesto dedicado a esta partida durante la crisis, en este año apenas el 13,5% del total invertido directamente en luchar contra el paro. “La reforma de los servicios públicos va retrasada”, advierte la Comisión Europea.
La exigencia de cambiar y potenciar las políticas y los servicios públicos de empleo es una de las pocas cosas que despierta el consenso en el mercado laboral. Lo hace el FMI en el mismo documento que aconseja atornillar más la reforma laboral, la que aceleró la destrucción de empleo en 2012. Pero también lo pide la Organización Internacional del Trabajo, siempre en las antípodas respecto al FMI. Igualmente lo reclaman los sindicatos y economistas de todo el espectro académico. Y es el único cambio al que Rajoy parece dispuesto a prestar oídos por el momento. El presidente cierra así —o, al menos, aplaza, un verbo más ajustado a la personalidad de Rajoy— el sempiterno tira y afloja entre la responsable de Empleo, Fátima Báñez, que rechaza atornillar más la reforma laboral y pide paciencia y Luis de Guindos, el ministro que negocia con los organismos internacionales y traslada el Gobierno las presiones que recibe.
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